Era un día de sol. Lucas tenía la tarde libre y muchas ganas de jugar a la pelota entonces fue a llamar a Marcelo y él no podía ir porque su mamá se había ido a comprar y estaba con su hermano Agustín que tenía 8 años.
Marcelo pensó:
- Mamá no se va a acordar que estoy castigado y entonces se fue. Instantáneamente llegó Jéssica, la madre de Marcelo y le preguntó a Agustín dónde estaba Marcelo y él le dijo que Marcelo se había ido con Lucas y la madre. Lo fue a buscar con Agustín a Marcelo a la casa de Lucas y lo encontró a Marcelo jugando a la pelota con Lucas y le dijo la madre a Marcelo:
- - ¡Te dije que te quedes 10 minutos con Agustín que me iba a comprar!
Se lo llevó de un tirón de oreja entonces llegó llorando a la casa porque su madre no lo dejara Salir.
Marcelo pensó:
-Voy a hacer mérito así me deja salir. Mamá perdóname.
-No, no otra vez en esta semana no voy a caer. Ella lo mandó a su pieza y no lo dejó salir por una semana .
La madre era amnésica, cada una semana se olvidaba todo.
Un día le dijo:
-Marcelo ¿qué haces en tu pieza?
- Nada estoy aburrido. Ella lo dejó salir.
Lucas lo invito a Marcelo a jugar al club de football.
Marcelo fue y el profesor del club le dijo si el quería ser parte del equipo. Lo pensó un minuto y dijo que si.
El les contó a todos los chicos del club lo que pasó.
Finalmente, los dos amigos se despidieron del grupo y volvieron a su casa, luego de prometerse que guardarían el secreto para siempre.
Autor: Ezequiel Ramos
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