En el camino se encontraron con Susy, su maestra de 3er grado, ella se sorprendió al ver cuanto crecieron y les comentó que tendrían que jugar al básquet. Y ellos dejaron la pelota y se fueron a inscribir en el equipo del barrio. El entrenador aceptó incorporarlos a los tres. Entonces ellos empezaron a jugar. El entrenador no lo podía creer al ver lo bien que lo hacían. Entonces los puso de titular.
El sábado siguiente había partido y los tres hicieron un triple cada uno. Lo que puso a su equipo primero en la punta. En dos semanas fue la final, ellos estaban un poco cansados pero igual jugaron el partido. El marcador iba 99-99 y faltaban tres segundos. “Emy” tenía la pelota y se la pasó a Gonzalo, Gonzalo la picó dos veces se la pasó a Lucas, él la tiró de triple y no asertó pero después de rebote la embocó. Ganaron y se pusieron muy contentos. Su profesora de 3er grado estuvo orgullosa por haber conocido a chicos tan hábiles. Pero al final ninguno de los tres se intereso por el fútbol.
Finalmente los tres amigos se despidieron del juego de básquet y volvieron a sus casas.
Autor: Juan Manuel Rojas.
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